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jueves, diciembre 08, 2005

BIOGRAFIA DE TONA LA NEGRA



Cuentan que no cantaba, sino que arrullaba, y lo que dijo cantando aún conmueve, dejando en los bohemios y románticos un aire de orfandad que aún les envuelve el alma, a grado tal que se ha perdido la cuenta de cuánto se ha escrito de María Antonieta del Carmen Peregrino Álvarez, Toña La Negra, por quien se desbordan torrentes de admiración al ser una de las voces con trayectoria más emblemática no sólo de la música popular de México, sino de la América nuestra.

Símbolo de una irresistible presencia, significativa para millones de habitantes del subcontinente, esta mujer sin par, fallecida el 19 de noviembre de 1982 en la capital de su país, sembró sentimiento, y lo sembró bien, de tal suerte que cuando se conoció la noticia de su partida, sus admiradores se preguntaban si el mundo podría seguir andando sin ella. Y sí, seguía caminando, pero mal, para estar claros, porque cuando se trata de sacar las cuentas en torno a las voces femeninas que han integrado esencia, conciencia, calidad y sentido social de pertenencia a un pueblo y a una raza, el saldo no es favorable.

Nació el 17 de octubre de 1912 en el barrio de La Huaca del puerto de Veracruz, y su llegada marcó la entrada de la hermosa ciudad mexicana a los terrenos tropicales en nombre de Cuba, en el son, la rumba y el danzón. De niña cantaba en familia, con su hermano Manuel, El Negro Peregrino, con quien siempre hizo magnífica pareja musical; pero, como ocurrió a Carmen Miranda, aquel símbolo inmortal de la música popular brasileña de la primera mitad del siglo XX, la marca del destino llegó en una fiesta. En el caso de María Antonieta, estaba presente en la reunión Agustín Lara, que ya empezaba a tocar las puertas de la fama y, como pasa en esas tertulias luego de tres copas de tequila, alguien dijo: " Que cante Toña", y cantó, dejando petrificado y sin habla al músico poeta, quien sólo atinó a preguntarse de dónde salía esa voz. Desde ese instante, Lara se apropió de la voz de ella, porque la fusión de ambos talentos fue lo más grande que pudo haber ocurrido. Él refrenda el recuerdo: "En 1932 escuché a una joven cantante desconocida. Abrir ella la boca y abrirla yo también, pasmado, fue todo uno. Cuando la oí cantar en aquella fiesta me levanté para preguntarle quién era, de dónde había salido. Me respondió que le decían Toña La Negra y que era de un barrio del puerto. Impresionado, la invité a comer al día siguiente, para descubrir que había llegado una nueva musa a mi vida. Escribí `Lamento jarocho` sólo para ella".

Antonieta recordaba que, influenciada por Manuel, su hermano mayor, desde los ocho años empezó a cantar en fiestas, concursos y kermeses, a veces sola y a veces a dúo con otra niña, Celia Pacheco. A los 17 años ya se había casado con Guillermo Cházaro Ahumada, quien la llevó a México con su primer hijo, de sólo dos meses de nacido, donde tuvo su debut profesional el 16 de julio de 1929 en el cabaret "El Retiro", donde se le conocía como "La Peregrino".

Existen varias versiones sobre la manera en que Toña llegó a la vida de Lara. Otra anécdota dice que él paseaba una tarde por Boca del Río; pero que la caminata fue interrumpida por la voz de una morena que lavaba ropa y entonaba una de sus canciones. "Por vida de Dios, es un pecado que alguien con tanto talento esté aquí lavando ropa", dijo Agustín, para luego hablar con sus padres y llevársela a la capital, encaminándola al triunfo tras bautizarla con el sobrenombre que la haría famosa, hecho que se disputarían el magnate de la radio Emilio Azcárraga Vidaurreta y su amigo Enrique Contel, quienes cuentan haberla escuchado en 1929, durante aquella primera visita que ella hizo a la ciudad de México con su primer esposo.

Tres años después, de vuelta a su puerto natal, en realidad aparece en su vida el compositor y pianista, quien le escribe "Lamento jarocho", "Veracruz", "Noche criolla", "Oración caribe", "Palmera", "La clave azul" y "La cumbancha", que presentaron en el teatro "Esperanza Iris" en enero de 1933, con tanto éxito que debieron prolongar su temporada de actuaciones.

Sin embargo, La Negra tuvo su propia historia al narrar que fue su hermano Manuel quien la presentó con Agustín Lara en 1930, en ocasión de un homenaje a su talento: "Canté para él con timidez y, al escuchar `Enamorada`, se quedó pasmado, fascinado diría yo. Enseguida comenzó a escribir para mí `Lamento jarocho`, la canción que significó mi entrada a la fama". Sea cual haya sido la historia verdadera, su carrera siempre estará ligada a la del músico poeta, quien escribió para ella sus más célebres composiciones.

La conquistadora

Así, días después de cumplir los veinte años, Toña La Negra debutó como cantante exclusiva de los temas de Agustín, y vinieron los delirios multitudinarios en el teatro capitalino "Esperanza Iris", la locura en el "Politeama", la conmoción y la conquista del corazón de un México que se reencontraba a través de ese dúo inmortal.

Se incorporó al elenco de XEW, donde cantó acompañada por Lara y la orquesta de Alfredo Girón, ofrecer aquellas fastuosas funciones teatrales y hacer grabaciones para RCA Victor que, sin duda, hoy constituyen uno de los más preciosos legados en la historia del bolero con piezas que alcanzan un valor incalculable para historiadores y coleccionistas, por el cúmulo de vivencias que recrean el México que se fue y no volverá.

"Este amor salvaje", "Por qué negar", "Obsesión", "Mentiras tuyas", "Y sin embargo te quiero", "Noche criolla", "Pesar", "Vereda tropical", "Cada noche un amor", "Angelitos negros", "Lágrimas de sangre", "Estás equivocado", "De mujer a mujer", "Como golondrinas", "Diez años" y "Cenizas", que dice: "Después de tanto soportar la pena de sentir tu olvido, después que todo te lo dio mi pobre corazón herido, has vuelto a verme para que yo sepa de tu desventura, por la amargura de un amor igual al que me diste tú…". Esos son algunos de sus títulos repartidos en casi cien acetatos.

En alguna de sus interpretaciones, ella, en nombre de la negritud, pedía piedad para el que sufre.

No necesitó promover escándalos ni asumir posturas de diva para destacarse, y lo jarocho, lo veracruzano -el haber nacido en la alegría de un puerto que fue llave y entrada de la cultura española a México en 1519- lo transpiraba con dulzura, y de ahí su permanencia.

No sólo fue intérprete de Agustín Lara, sino de compositores y poetas que combinaban el hacer y el decir: entre ellos Rafael Hernández, Sindo Garay, Gonzalo Curiel, Ignacio Piñeiro, Pedro Flores y Andrés Eloy Blanco, además de asumir un papel bien femenino en una época en que a las mujeres se les negaba hasta el voto, tomando un papel que iba más allá de tener hijos y esperar, hermanádose así con María Teresa Vera, Rita Montaner, Omara Portuondo y otras figuras -y hoy Guadalupe D`Alessio y Paquita la del Barrio, toda proporción guardada-, que reivindican orgullosamente a su género.

La ternura de siempre...

Sólo se alzó con su ternura, nada pidiendo, sino recibiéndola a lo largo de medio siglo exacto de tránsito profesional, sin que después de 1982 se le deje de escuchar en la radio, en la intimidad del hogar o en un viejo disco hoy convertido en CD, asombrados siempre de la permanencia de su voz, y es que, como se dice de Carlos Gardel, cada día canta mejor. Para los de su tiempo ella no ha muerto, y eso que han pasado más de dos decenios de que un paro cardiaco acabó con la vida de esa mulata color canela que, más bien, se murió de ternura.

Toña llevó siempre una vida personal discreta, reservada, lejos del brillo de las luces y los escándalos. Tuvo tres hijos con Cházaro Ahumada, casándose después con el baterista y jazzista Víctor Ruiz Pazos. En sus últimos años, con visitas frecuentes a sus amistades y algunos malestares de salud, vivió casi retirada de fiestas, escenarios.

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Tengo 61 años, pero hace poco la escuché por primera vez y me he quedado asombrada por su hermosa voz, voy a buscar otro CD para seguirla escuchando. Pensé que era cubana por su modo de interpretar la música
Bélgica

8:27 p. m.

 
Anonymous Anónimo said...

Victor Ruiz Pazos no es baterista sino bajista.
Soy nieta de Toña y lo sé de cierto.

1:41 p. m.

 
Blogger Unknown said...

Wow! Nelson, gracias por este trabajo interesante y ameno que he leído con verdadera fascinación. Tenía tiempo buscando una biografía de la que considero la mejor voz femenina en su género, sin hallar nada tan completo y bien escrito. Sería posible saber cuáles han sido tus fuentes para esta investigación? Me gustaría saber más de La Negra. De nuevo gracias, y saludos desde México.

9:51 a. m.

 

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